sábado, 12 de marzo de 2016

PASAJEROS A BORDO


(Fragmento)

… De las aguas nació el hombre,
de los gases la dureza,
de lo humano la esperanza,
de los ricos la pobreza.
Ay, qué bien hecho!


Se amamantan de la tierra,
de sus bosques y sus mares,
diferentes, pero juntos,
igual hombres que animales.
Ay, qué bien hecho!

Las mujeres con los hombres
acostados en un lecho
si suspiran abrazados
se transforman en cerezo.
Ay, qué bien hecho!

Somos aves migratorias
semejantes a galaxias
nuestro viaje al infinito
es la única esperanza.
Ay, qué bien hecho!




viernes, 4 de marzo de 2016

PRODIGIOS DE LOS SERES HUMANOS


Aunque para muchos que lean las siguientes líneas será una información atrasada, para otros tantos puede ser desconocida, como lo era para mí.

Leyendo un interesante libro sobre las catedrales cristianas europeas construidas entre los siglos XII y XVI, me encontré con una alusión que el autor hacía de paso: “Las Torres de Watts” y el nombre de Simon Rodia.

Nada hay más refrescante hoy en día que encontrarse con un ser humano dispuesto a transformar en realidad las utopías:


SIMON RODIA Y LAS TORRES WATTS.

El sueño que un hombre construyó durante 33 años.

Sabato “Simon” Rodia fue un emigrante italiano, que como muchos otros, buscó fortuna en los Estados Unidos de los años 20. Establecido en Los Ángeles, allí se dedicó a construir unas torres que hoy en día siguen siendo visitadas por miles de personas.
Nacido en Italia el15 de Abril de 1875 fue un trabajador de la construcción  que emigró a EEUU con sólo 15 años para ganarse la vida. En 1920, se estableció en Los Ángeles, y allí comenzó a dar forma a una idea que le rondaba por la cabeza.

A finales del mismo año firmó las escrituras de propiedad de un modesto terreno perdido en la periferia de la ciudad, en el distrito de Watts, iniciando así su sueño y recordando de manera especial aquel día:  “Hacía un calor insoportable. Me abaniqué con los documentos que acababa de firmar ante el notario. Parecía el fin del mundo”.  Por esa razón aquel día, además de encerrar un enorme significado sentimental para su vida, sería inolvidable.

Pero ese terreno abandonado se convertiría en un lugar famoso gracias a su plan de construir en él unas torres.

Un año después, comenzó la construcción de sus torres durante su tiempo libre. Trabajó de manera febril, y lo hizo  por espacio de treinta y tres años, entre 1921 y 1954. El autor llamó originalmente a la obra “Nuestro pueblo”, aunque actualmente no se suele usar esa denominación para nombrar esta construcción, que desde 1990 es Monumento histórico nacional de los Estados Unidos.

Primero construyó las armaduras de las torres formadas por tubos y varillas de acero, envueltas con mallas de alambre y recubiertas con mortero. Los apoyos de la estructura están cubiertos con piezas de porcelana, azulejos y vidrios.

Una vez hecha la estructura las recubrió con materiales variopintos con fines estéticos, como piezas de porcelana y cerámica, azulejos, vidrio, somieres, botellas, chapa, conchas marinas, etc… Entre los materiales se pueden encontrar incluso los logos y marcas de bebidas de la época cuyos envases eran usados. Rodia, solía usar los trozos desechados por una fábrica del distrito angelino de Malibú, aunque también se surtía de los pedazos de envases que los niños le llevaban con la ilusión de que los añadiese a su obra, y de otras muchas fuentes que aportaban su granito de arena.

Al final creó 17 estructuras interconectadas entre sí. Así es como Simón iba dando forma a su sueño mientras creaba un espectacular ejemplo de arquitectura vernácula o popular no tradicional.

Pero llegaron los contratiempos, y conforme la zona comenzó a poblarse, varias personas se quejaron de su altura de más de 30 metros, y  su obra comenzó a sufrir actos vandálicos. Luego llegó la Segunda Guerra Mundial y algunos vecinos que  guardaban rencor con Simón por su origen italiano, le denunciaron alegando que las torres eran en realidad unas antenas camufladas al servicio del enemigo japonés.
Al final, cansado y harto de que sus propios vecinos boicotearan su obra, Simón abandonó su proyecto en 1954, vendió la parcela y abandonó Los Ángeles. Simón Rodia se estableció en Martinez. Nunca regresó a Los Ángeles y jamás volvió a ver sus torres. Murió 10 años después el 16 de julio de 1965.

La casa que se encontraba en dicha parcela sufrió un incendio después de la marcha de Simón, y las autoridades de la ciudad se plantearon la demolición de las torres, pero la propiedad fue comprada por el actor Nicholas King, y el director de Hollywood, William Cartwrigth.

Cuando las autoridades se enteraron de la venta, decidieron acelerar los trámites de demolición para acabar con el lugar, pero por aquel entonces las torres ya eran conocidas en la ciudad, y hubo oposición a esta intervención. Se constituyó un comité para negociar con el Ayuntamiento, y se evaluó la seguridad de las estructuras con un equipo de ingenieros.

Durante las pruebas, se ató un cable metálico a lo alto de las torres, y se tiró de él con una grúa. La máquina no sólo no fue capaz de tirarlas, sino que ni siquiera pudo moverlas, y se concluyeron las pruebas cuando se acabó estropeando la máquina.
Sus propietarios conservaron la obra hasta que en 1975 fue donada al Estado de California, pasando a ser un lugar protegido y llamándose “El Parque Histórico del Estado de las Torres Watts de Simon Rodia”.

El lugar no sufrió daños durante los disturbios que ocurrieron en el barrio Watts en 1965, aunque sí se dañaron levemente en un terremoto en 1994, volviendo a ser abiertas al público en 2001, tras su reparación.

Posteado por Dragonerrante.

NOTA : me he permitido modificar la disposición y cantidad de imágenes del blog original para evitar publicidades ajenas a mi interés.




domingo, 28 de febrero de 2016

ESTOS EXTRAÑOS ANIMALILLOS…


Tengo la impresión que las arenas interminables del desierto y las nieves esparcidas son dos paisajes peligrosos si te quedas mirándolos fijamente…


Como a muchos de mis congéneres, me sucede a mí también que en la misma medida que tomo conciencia del vertiginoso avance que hemos desarrollado en el pensamiento, en las ciencias y en el arte, más extraño me resulto yo mismo y mis semejantes.

Así es. Debido al alto contraste de convivencia social que hemos venido construyendo, siento que vivo en un mundo inexplicable. No logro asimilar la incongruencia en la que convivimos, sobre todo sabiendo hoy que habitamos un “nano” lugar en un espacio-tiempo infinito.


De acuerdo a las hipótesis actuales de las ciencias astrofísicas es plausible pensar que no estamos solos en este infinito, aunque en términos prácticos más o menos inmediatos, sí lo estamos. Y al parecer es preferible de acuerdo a lo expresado por el astrofísico Stephen Hawking, quien sospecha que el posible encuentro con otros animalillos extraños pudiera resultarnos tan perjudicial como a los indígenas del Nuevo Mundo la llegada de Colón…

(Si lo he dicho alguna vez, lo repito: la nieve-silencio evoca la soledad... Mirándola desde la ventana, te quedas embobado… Nieve fina, leve… Es la que cae para “quedarse”. No son los copos de las películas, plácidas, perecederas: la chica graciosamente le quita la nieve del bigote al galán para darle un beso… No. No es ésa. Esta, es la puta nieve que comenzó en Diciembre y pretende quedarse hasta Abril).


Actualmente, el conocimiento adquirido por filósofos, geólogos, biólogos, químicos, astrofísicos, etc., me ha quitado la posibilidad de hacer afirmaciones categóricas. Está bien. De acuerdo.


A pesar de eso, y a propósito del alto contraste, me atrevo a “suponer” que la definición generalizada de “ser humano”,  “especie humana”, “podría ser" una exageración (la puta nieve de este domingo es tan fina que pretende ser invisible, nieve sobre nieve. Sin embargo la descubro pintando el viejo árbol frente a mi ventana). En cambio, generalizar Mujer y Hombre… Sí, eso me parece aceptable. Incluso se puede admitir que la Mujer y el Hombre supera en muchos aspectos a mamíferos y vegetales. En muchos aspectos, no en todos.

-¿Amoroso…?

Ese soy yo, el amoroso. Es mi mujer que me llama desde el salón.

-¿Qué estás haciendo…?

-No, nada…, leyendo un blog de ciencias…


Me da vergüenza decirle que he estado escribiendo “cascaritas de piña”. Tampoco quiero confesar que he caído prisionero de la puta nieve que celebré tanto en los primeros años que llegué a este agradable país.

-Ven. Quiero mostrarte a un pintor sirio que he descubierto.

¿Pintor sirio…?, pienso. ¡Vaya! ¿No digo? El alto contraste que me confunde. Siria, el Medio Oriente, cuna de nuestra civilización… Muerte… Guerra, lucha de poderes… Y mi mujer descubre un nuevo pintor.

Aimn Al Halabi 

Quiero decir, en el país sobre el cual leo todos los días muerte, refugiados, aviones, y la puta que lo parió. En el mismo país en donde recibí un premio como actor, un Hombre pinta…, ¿o tal vez es un Ser Humano…?