martes, 11 de agosto de 2015

O VIVIR CON HONOR O MORIR SIN GLORIA

Roberto Matta












Un asesino más ha muerto en Chile: Manuel Contreras. Ha fallecido en la cama de un hospital rodeado de un equipo de médicos y enfermeras, quienes cumpliendo con su ética profesional, intentaron hacerle menos doloroso el fin de sus días. 

Todos los reclamos e improperios escritos y de palabra que podamos lanzar en contra de este siniestro personaje, no bastarán para provocar la catarsis que necesita el pueblo chileno en contra del abuso, la explotación y la represión desmedida que han ejercido históricamente las clases dominantes en mi país.

Y es precisamente porque a esos sectores dominantes les hemos permitido ejercer su prepotencia de clase, sin oposición, que se han convertido en un "ente" invulnerable - en última instancia -, en el mito de la "Patria", con derecho a ejercer la violencia: su catarsis.

Es su Patria la que han venido "salvando" periódicamente los dueños del Poder en Chile: "Dulce Patria/ recibe los votos/ con que Chile/ tus aras juró..."

Es triste decirlo, pero el pueblo de Chile - en su inconsciente - ha jurado y continúa jurando en las aras del Poder, en el altar sagrado de quienes han tenido siempre "la sartén por el mango".

Juramento que hoy día, para extirparlo, es necesario justamente una catarsis, una catarsis popular. Se trata de una catarsis IDEOLÓGICA, y de largo aliento, una catarsis que debe ser alimentada por una voluntad política permanente, sin tregua. En último término, una catarsis CULTURAL.

La alternativa realmente liberadora es continuar insistiendo en crear instancias de representación de las grandes mayorías en las cuales vayamos aprendiendo a gobernarnos horizontalmente. Estableciendo jerarquías plebiscitadas.

El arte, la educación, las ciencias deberían estimular el acercamiento a ese momento sagrado en el que el pueblo chileno haga sus votos ante el altar de la Patria rescatada para todos. Con la premisa mínima de "A cada uno según su trabajo, de cada uno según su capacidad".

Comprendo que muchos chilenos quisieran terminar con el abuso y la prepotencia devolviendo ojo por ojo. Sin embargo, de acuerdo a los ejemplos de la historia universal, es más fácil ir hacia una muerte heroica que hacia la construcción de una vida digna y honorable. Y es esta última la que necesitamos en nuestro país.

Quién sabe sin embargo, tal vez en Chile deberíamos restituir la pena de muerte "restringida a quienes cometan graves delitos en contra de los Derechos Humanos".
Quizás esa ley nos evitaría la indignación de ver cárceles de lujo y juicios interminables para ladrones y genocidas.


Mientras nuestra clase dominante mantenga el poder, no solamente armado sino ideológico - legitimado ante el inconsciente colectivo - no dejaremos de ser un pueblo humillado y sin honor.

miércoles, 5 de agosto de 2015

FUGA DE NIETAS EN SI MENOR PARA UN SOLO DE PLEAMAR














Hay instantes en que nos encapsulamos en el espacio-tiempo. Nada existe alrededor, sólo el instante...

Sus manitas se mueven con la habilidad de artesanas, concentradas en su trabajo tanto como yo en mi observación... El Mar Cantábrico ruge a placer contra las milenarias peñas a unos cuantos metros más abajo...

Emerge un murmullo de las artesanas..., se transforma en un canturreo automático, impersonal..., no logra romper el silencio interior...

Continúan trenzando cintas coloridas, elásticos, pequeñísimas esferas de colores brillantes... Se prueban los colgajos entre sus cabellos... Las princesas de las Mil y una Noches querrían lucir el colorido de las joyas de este par de artesanas...



El Peñón de Ogoño,  visto por Nelson






La niebla cubre parte del gran peñón de Ogoño allá lejos esta mañana... La levedad del sirimiri humedece todo el verde paisaje... Las manitos trabajan, crean..., la concentración, el ruido del mar...


El silencio interior nos inunda... Aiala, Maider y el observador... Existimos solamente dentro de una cápsula, quizás en la burbuja primigenia... Un instante...

jueves, 30 de julio de 2015

"...UN DESTINO QUE SÓLO PODEMOS SOÑAR..."


En el disco de los Voyager figurarían saludos en 60 lenguas humanas, el canto de una ballena, un ensayo sonoro sobre la evolución, 116 fotografías de la vida en la Tierra y 90 minutos de música de una maravillosa diversidad de culturas terrestres. Los técnicos calcularon que aquellos discos de oro podrían durar 1.000 millones de años.

En días de verano solemos caer en lecturas inesperadas. "Miles de Millones" de Carl Sagan, fue la mía. Sin duda, Sagan fue un excelente divulgador científico, y este libro lo ratifica una vez más. Conteniendo además el dramatismo de su propia muerte, como la de una estrella que va consumiendo todo su hidrógeno y explota como una supernova, expandiendo conocimientos en innumerables conferencias, vídeos, libros...

Carl Sagan, además de su labor científica y humanista, fue un Ser Humano que tuvo el privilegio de participar en el grupo de investigadores que crearon una de las aventuras humanas quizás la más extraordinaria de nuestra especie: enviar dos naves espaciales, Voyager 1 y 2, para salir del sistema solar y emprender un viaje "eterno" en el espacio interestelar, con una perspectiva de mil millones de años ( 1.000.000.000 ). Seguramente un tiempo en el cual nuestra propia especie humana se habrá extinguido.

Tal vez esas naves serán nuestras lápidas en el cementerio interestelar. Es aterrador pensarlo, pero a la vez fascinante...

Mi imaginación de actor viaja sin saber adonde y regresa sin saber tampoco si ha regresado a mi ser... Deambula... Y en ese instante, no sé si ella misma, mi imaginación, en un acto de autodefensa supongo, decidió abandonarme y adherirse a Voyager 1 y vivir junto a ella la aventura indescifrable...

¡Vuelve!, estuve a punto de gritarle, pero ya no me escuchaba... Me separaban de ella 18.000.000.000 de kilómetros...

Sin embargo, la esperaré en las noches como un fiel amante, y... quién sabe, tendremos encuentros furtivos... Tan íntimos que ni siquiera se enterará mi mujer ni siquiera mis nietos...

Juntos, mi imaginación y yo, tal vez descubriremos que somos inseparables.

Sí, y por qué no..., en cualquiera de esas noches aceptaré su incitación, y acompañaremos a la Voyager 1 en su viaje interestelar..., la fuga perfecta...

Mundaka, fines de Julio, 2015.


domingo, 12 de julio de 2015

IMPERTINENCIAS DE UN ACTOR

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A propósito de un video que subió Begoña sobre un grupo de actores ingleses haciendo recuerdos del Old Vic, del cual ellos son miembros fundadores, le comenté a Bego que desgraciadamente en Chile, en general, no cuidamos nuestra tradición teatral.

Nuestra memoria chilena es corta no solamente en casos luctuosos y trágicos. Yo diría que por una especie de “sicología sísmica”, nuestro gesto cultural no tiende al rescate crítico de nuestros sedimentos. Antes por el contrario – borrón y cuenta nueva - nuestra actitud es suficientemente ególatra como para pensar, y en definitiva sentir, que la “historia comienza con nosotros”.

En economía, en política, en producción de bienes de servicio, en arte, etc., la historia en Chile “comienza conmigo”. Es una actitud que pareciera ser mayoritaria, aunque inconscientemente.

De los pioneros de nuestro Teatro Nacional, fines del S. XIX, comienzos del XX, no nos queda otro nombre - menos mal, el nombre -, que el de Pedro Sienna. Y eso, gracias a un film del cine mudo que él mismo dirigiera, El Húsar de la Muerte. Solamente algunos especialistas recuerdan de vez en cuando que Sienna, además, y quizás sobre todo, fue un poeta, dramaturgo, periodista, crítico de arte, actor y director de teatro, y productor.

Sin embargo, el mayor aporte cultural de Pedro Sienna, es que él fue uno de los pioneros de nuestro teatro vernáculo. Podríamos decir que a comienzos del S. XX, Adolfo Urzúa Rozas, Pedro Sienna, Enrique Báguena, Arturo Bührle, Armando Mook, Elena Puelma, Elsa Alarcón, entre otros varios, fueron los « pirquineros del Teatro Nacional Chileno ». Pirquineros culturales. Los restos dejados por el teatro español y europeo, comenzaron a ser reelaborados por un entusiasta y bohemio grupo de « cómicos » chilenos.

Pero en Chile, no solamente no volvemos la mirada a nuestro teatro de los comienzos del siglo XX (el Teatro de la Universidad Católica – TEUC - le hizo un valiente empeño en la década del 60), sino simplemente ignoramos todo lo que vaya más atrás de la década del 80.

Tengo la impresión que en todas las disciplinas artísticas y del pensamiento chilenos la situación es similar.

Es cierto que literalmente pertenecemos al Nuevo Mundo según los europeos, quienes desconocieron olímpicamente al Viejo Mundo cultural que ellos invadieron.

Consecuente con esa actitud del Conquistador, Chile – « asentamiento de inmigrantes » como el resto de hispano parlantes - ha ignorado siempre a los habitantes originarios de de los lugares ocupados por la fuerza de las armas.

Quizás México, Guatemala y Bolivia son los asentamientos de inmigrantes que por razones porcentuales con los pueblos originarios han sido permeados por las culturas allí existentes. Produciendo sin embargo muchas veces frutos híbridos aberrantes, cuando ha predominado el espíritu del Conquistador.

 Skakespeare, el paradigma de la poesía y dramaturgia inglesa, emergió luego de unos 500 años, hasta que su Reino que había emergido, diluido y vuelto a nacer muchas veces, logró asentarse. Dicho esto, sin que se desconozcan sus sedimentos originarios y complejos, desarrollados prácticamente desde la extinción del Imperio Romano.

Nosotros en Chile, de manera absurda, insistimos en que nuestro nacimiento cultural como país surgió en 1810. Borrando con ello de una plumada la continuidad caracterológica chilena iniciada con la Conquista, tres siglos antes.

Tal vez esa recóndita herencia reducionista, racista y clasista – que forma parte de nuestro « gesto cultural » - sea la que impide nuestro respeto y nuestro rescate crítico-histórico de las culturas en que fuimos desembarcados, culturas pre-existentes en el norte, centro y sur de nuestro « largo pétalo de mar y vino y nieve ».

Herencia de la cual no terminamos de desembarazarnos hoy día, expresándose en el desinterés generalizado por quienes nos han antecedido en las diversas actividades culturales y artísticas.

De esta manera, hemos seguido y seguiremos siendo, en general,  una cultura racista y clasista – y ególatra - que solamente sabe vivir el presente.

Continuaremos de este modo, manteniendo nuestro gesto cultural que acepta que a ciertos sectores sociales les corresponde su rol dominante – ni más ni menos que como antiguamente aceptamos la dominación de los sectores más cercanos a la Monarquía conquistadora -, dejándonos permear ayer y hoy por sus actitudes corruptas y demagógicas.

En la historia de nuestro « asentamiento chileno», sin duda en el terreno social hay muchas cosas a no olvidar.

Pero entre ellas, quizás la más trascendente, es no olvidar lo que hemos hecho y lo que hemos admitido en nosotros mismos y con los pueblos originarios.

Tal vez, desde una actitud de rescate crítico y autocrítico, nazca en nosotros la voluntad férrea de corregir nuestro gesto cultural adquirido acríticamente desde la Conquista misma.


jueves, 2 de julio de 2015

MAL DE TERRE

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PRIMAVERA 2014
“Los satélites de la Nasa que prosiguen sus vuelos por encima de la capa de ozono, confirman su adelgazamiento, y muestran que la situación continúa deteriorándose. La disminución primaveral no cesa de acentuarse, sobrepasando a veces el 70%”. (MAL DE TERRE, de Hubert Reeves con Frédéric Lenoir, pág, 52. Éditions du Seuil, 2003-2005)

En la fotos, ejemplo de lo expresado en MAL DE TERRE en el antejardín de mi casa:

PRIMAVERA 2015


domingo, 28 de junio de 2015

NO HAY PRIMERA SIN SEGUNDA

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En este mi blog, usted puede leer el epígrafe bajo mi foto. Son unos versos del maestro Merardo que muestran desde hace tiempo mi preocupación por el medioambiente.

Los medios oficiales de comunicación, hasta hace dos, tres o quizás cuatro décadas, propiciaban el desprestigio de las organizaciones ecológicas y de quienes individualmente mostrábamos preocupación por el descuido del medioambiente.

Hoy, es tan evidente no ya el descuido sino la destrucción del medioambiente, que hasta los medios políticos e industriales más conservadores han tenido que ceder, al menos en el discurso, ante la dramática realidad.

Y decir dramática, quizás actualmente sea una expresión mesurada, porque en realidad nos queda poco tiempo para evitar la tragedia.

De los más de siete mil millones de seres humanos que habitamos hoy día el planeta, hay que agregar las variadísimas y numerosas especies animales, porque todos modificamos el medioambiente.

Sin embargo les especialistas nos vienen repitiendo una y otra vez sistemáticamente, desde hace por lo menos 40 años, tanto a través de informes oficiales como extraoficiales, que la actividad humana tiene la mayor incidencia en el deterioro de la Naturaleza. Y en dicha actividad, la industrial, además de una serie de adelantos tecnológicos, ocupan el primer lugar.

Pero esa conclusión no exime en absoluto nuestra responsabilidad individual, antes por el contrario, ésta se ha hecho mayor dado el crecimiento de la población terráquea y su desarrollo tan desigual y caótico.

Cada uno de nosotros, desde los adultos hasta los niños nos vemos alterados por una oferta desmedida del consumo, que por un lado crea traumáticas frustraciones en quienes no acceden a él, y por la otra, aumenta el volumen de deshechos de quienes caen en la redes del consumismo.

Pensaba detallar la ayuda individual que podemos prestar al medioambiente desde la cocina de  
nuestro hogar; desde el baño; desde el transporte; desde las playas, desde los juegos infantiles...

Esa ayuda puede ser un parche, sí, parches curita para un enfermo que ha ingresado a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Es probable. Pero si el parche lo ponemos los más de siete mil millones de habitantes, nuestro Globo Azul continuará siendo capaz de filtrar los rayos ultravioletas, evitando que muramos achicharrados como hormigas bajo la lupa.

Siendo cada uno de nosotros consecuentes con nuestra responsabilidad individual, tendremos más derecho aún de exigir organizadamente a nuestros gobiernos, a nuestras industrias, a los organismos internacionales que sean consecuentes a su vez con su discurso.

Entre muchos informes de especialistas de los últimos años, apareció recientemente la Encíclica del Papa Francisco “Laudato si” (Alabado seas), referido principalmente a nuestra grave situación ecológica. Hay que reconocer que dicha Encíclica no tiene desperdicio.

Sobre todo, debido al tema. Está dirigida a moros y cristianos, ateos, herejes y sacrílegos. Todos vivimos en este Globo azul.

Más de alguien podría comentar “si lo escribió el Papa, es un asunto de los cristianos, más precisamente, de los católicos”.

 No dejaría de tener alguna razón, debido a que los católicos, según sus cifras son más de mil millones. Deberían haber estado a la vanguardia de los ecologistas en estos dos mil años, podría decir ese crítico. Aunque tendría que reconocer también que a través de los siglos, de las filas católicas se han destacado numerosas personalidades defensoras del medio ambiente. Pero no es ese el problema a discutir hoy en día.

¿A menos que quisiéramos de esa manera esquivar la responsabilidad individual que nos cabe a cada uno de nosotros, habitantes de este mundo?

Católicos y no católicos, creyentes y no creyentes participan en la riqueza y la pobreza, participan en todos los gobiernos, en la política e industria nacionales e internacionales.

Y ellos y cada uno de nosotros, sabemos sobradamente desde hace tiempo que si no cambiamos nuestro modo de vida, si no modificamos nuestro afán absurdo de lucro y de consumo, nuestro afán absurdo de crecimiento y “progreso” sin fin, el enfermo que tenemos en la UCI se nos muere, por falta de oxígeno y exceso de metano.

 Amiga – en sentido genérico -, te invito a que no olvides tu parche individual diariamente. Así tendrás mayor voluntad y derecho a exigirle a tus autoridades que pasen del discurso al hecho.

La Naturaleza también eres tú. Cuídala.