jueves, 5 de febrero de 2015

¿A IMAGEN Y SEMEJANZA…?




¿De quién…? ¿A imagen y semejanza de quién…? ¿Tal vez de Ares, dios de la guerra de los griegos, a quien Hefesto humilló sobre el lecho de la infidelidad con Afrodita? ¿A imagen y semejanza tal vez de Marte, el dios de la guerra de los romanos?

¿Quizás el Hombre descienda a “imagen y semejanza” del Homo Sapiens?  Existen demasiadas evidencias que desmienten la hipótesis de tal sabiduría.

Y no digamos que el Hombre pudo haber sido hecho a imagen y semejanza del hijo aquél que vino a la tierra… “¡Cómo te le ocurre!”, como decía una amiga.

El Hombre, ese animal con el que convivimos, es la imagen y semejanza de algún primate que quedó suspenso durante la evolución. En realidad, el Hombre, ese que no logra ascender a la especie humana, no es más que un “Maker of wars”.

La Especie Humana tiene otra calidad. Es ella quien ha continuado el proceso de evolución, pese a ser una víctima constante del animal.

Díganme ustedes, ¿cómo, la bestia antes nombrada, se las ha arreglado para crear el conflicto bélico más grave en estos momentos – de imprevisibles consecuencias posteriores - precisamente en gran parte de los territorios que fueron ”cuna de nuestra civilización? Resulta increíble si se mira bien.


 
Unos cuantos ejemplares de la bestia llegaron a aquellos territorios una y otra vez con las pretensiones de ser el Dr. Frankenstein, hasta que lograron desarrollar la galería de monstruos. Y ahora “¡dios nos libre!”, como decía mi abuela.

Si alguno de los que lean esto piensa que la guerra continuará siendo para él en un futuro más o menos próximo, asunto de fotos y noticias de la TV, cosas que suceden allá…, lejos…



La situación previa de la primera y segunda guerra mundiales se parecen demasiado. Los pretextos desencadenantes – latentes -, parecieran ser hoy más numerosos que Sarajevo o la invasión a Polonia.

Sin embargo, para no parecerme a San Juan, recordaré una anécdota que tiene diversas versiones sobre una respuesta que Thomas Henry Huxley le habría dado a un Obispo durante un evento científico:

-Por favor, profesor Huxley, contésteme, inquirió el Obispo: ¿desciende usted de mono por parte de abuela o de abuelo?

Huxley contestó serenamente:

-Aseguro que el hombre carece de motivos para avergonzarse de tener un simio entre sus antepasados. El único antepasado que me avergonzaría sería recordar más bien el hombre que, dotado de mucha habilidad y con una espléndida posición social, usase esos atributos para oscurecer la vedad.

“Al que le venga el gorro que se lo ponga”, digo yo.







lunes, 26 de enero de 2015

EL TIEMPO, EL INEXORABLE TIEMPO…



Elena y Miguel



Intentando pasar por el Tiempo sin que el Tiempo pase por mí, me encaro de tanto en tanto con el espejo, despiadado enemigo de mi intento. “Ese, no soy yo”, digo, y escucho una sarcástica carcajada. Respondo, “Estúpido”, sin saber a quién me dirijo (¿?).

Y de pronto, una vez más la vida, los hechos terminan con mis vanidades (obviamente no es la primera vez): un crío, que conocí por fotos, tal vez tendría 3 o 4 años, es hoy un periodista y cineasta que se ha propuesto contrastar lo que la “prensa occidental” nos informa de algunas regiones en donde los intereses hegemónicos han convertido en “zonas conflictivas”.

Resulta que ese periodista cineasta es mi “nieto”, Miguel Francis Santiago, que completa la lista de 8 nietos. ¡Ya me dirán lo que importa el puto espejo!



Miguel




Y he aquí una muestra del trabajo de Miguel. Él, no opina - desde ya, asunto interesante -, opinan los entrevistados, y nosotros los espectadores, obviamente.





jueves, 15 de enero de 2015

UN MUNDO SIN ARMAS NUCLEARES







Así titula Pablo Jofré Leal, el artículo que publicó en “hispantv.com”, entre otros medios.

RESUMEN DE RESUMEN:

No deseo perturbar vuestra tranquilidad. Pero don Pablo Jofré Leal escribe en su artículo que en este momento sobre este hermoso Globo Azul hay “22.500 armas nucleares”. “5.000 de estos artilugios se encuentran desplegados”, quiere decir “listos para su uso inmediato”. 22.500 armas nucleares repartidas en 15 países.

Lógicamente, como corresponde, los países de homínidos más poderosos ( 4 o 5) poseen las armas nucleares más modernas: Bombas Termonucleares, de Hidrógeno y de Neutrones.  Sí, pues, los homínidos han pasado de la Edad de Piedra a la Edad Nuclear.


Aprovecho de decirles que estas armas, comparadas con aquellas bombas siniestramente destructivas de Hiroshima y Nagasaki, serían como cohetes de niño.

¿Por qué y para qué todo ese arsenal capaz de destruirnos con Globo y todo 6 o más veces?


Eso se lo preguntan al homínido que tengan más a mano….



viernes, 9 de enero de 2015

EL ALMA EN UN HILO...



“Vivir con el alma en un hilo”, era una expresión que le escuchaba a los adultos durante mi infancia. Tal vez aún se utilice en la jerga corriente en mi país y otros: vivir con el alma en un hilo… Vivir en un estado de zozobra.

Podía referirse a quien  vivía al borde de la pobreza, o a quien esperaba el desenlace de una decisión en su contra, o al endeudado que al escuchar golpes en la puerta de su casa temía que fuera el cobrador.

Sin embargo era más corriente escucharla a propósito de un peligro, y sobre todo ante una amenaza diferida transitoriamente…

Tal vez la mayoría de los seres humanos habremos vivido en algún momento una zozobra que nos mantuvo con el alma en un hilo.

Y es de toda evidencia que históricamente la humanidad o amplios grupos de ella, ha vivido diversas experiencias colectivas que le han hecho vivir con el alma en un hilo. Es más, pienso que si nos hacemos cargo de la realidad que nos entregan los medios de comunicación, ésta nos hace vivir en la zozobra.

¿Habrán vivido con el alma en un hilo los periodistas de “Charlie Hebdo”? ¿O nunca se creyeron las amenazas y los excesos a que puede llegar el fanatismo?

¿O tal vez esos periodistas, aun teniendo conocimiento de los innumerables actos de violencia que ha generado el fanatismo político y religioso a través de las edades, decidieron que no renunciarían a su sagrado derecho a la libertad de expresión, decisión similar a tantas otras víctimas que les precedieron a través de los siglos?

De la sorprendente conducta humana, además de nuestra propia experiencia, nos da cuenta la historia. Nos lo ha develado también el arte.

En la escritura de ficción, por ejemplo – cuento, teatro, novela, cine – existe lo que se denomina “el punto de giro”, el momento en que la historia cambia, los personajes se transfiguran, hasta el extremo de la transformación (para el Bien o para el Mal). Shakespeare quizás sea el maestro más conocido en el manejo de esta técnica. Para los actores, fijar ese punto de giro es de suma importancia.

Pero sobre todo la realidad humana diaria, cotidiana, aquí o allá nos informa de acciones sorprendentes muchas veces incomprensibles. A veces, acciones sublimes de quien no se podía esperar sino sólo la aberración, y otras, por el contrario, el que hasta ayer se le consideraba un hombre o mujer ejemplar nos deja atónitos con su comportamiento. Y sin embargo ninguna de las dos actitudes podemos darlas por definitivas. El cambio, como naturaleza que somos, siempre nos depara vueltas y revueltas...

Así indagando en el misterio humano, yo no sé si el fanatismo – fenómeno exclusivo de la especie humana - tiene algo que ver con el “vicio” o con la “adicción”. De la obsesión, al menos, pareciera estar más cerca. También me resulta semejante a lo que el esoterismo llama la “posesión”, estar poseído por una energía exógena.

Cuando el fanatismo está relacionado con la política o con la religión, no necesitamos ir más lejos que al Siglo XVI y XVII hasta nuestros días para encontrarlo. A pesar que es plausible pensar que podríamos encontrar claras conductas fanáticas quizás desde los inicios del Homo Sapiens.

El fanatismo, cuando comanda actos terroristas con resultado de muerte, se nos representa como su peor y más dañina expresión. 

¿Sin embargo cabe preguntar, es que no existe también el fanatismo por el poder? Por otra parte, ¿la codicia por el dinero no será tal vez también una forma de fanatismo?

Aunque así fuera, nada exculpa al fanático que mata por intentar convencernos de sus ideas a través de la muerte de sus semejantes. Nada lo exculpa.

Menos aún, porque el terrorismo como “método de lucha” para ganar voluntades resulta tan inútil a la larga como la “tortura”. Y menos aún se puede exculpar al fanatismo que mata inventándose enemigos porque piensan distinto a él. Enemigo que generalmente no está armado en un campo de batalla físico, quien no ha matado ni a mi hermano, pariente o amigos, sino solamente disiente de mis ideas, fe o convicciones.

En definitiva, pienso que el fanático tiene tantas ansias de poder absoluto como cualquiera de los Estados Imperiales que se han sucedido en nuestro planeta azul.

Estos últimos, siempre se han caracterizado por atropellar las fronteras ajenas, y al igual que el fanático, intentando dominar por el terror de las armas, agregando además en los países invadidos la corrupción post bélica. Unas y otras acciones son provocadoras de respuesta. Respuestas que nos hacen vivir a todos, aunque estemos lejos de los hechos, con el alma en un hilo.

Con ese último párrafo que he escrito me ha venido de golpe a la memoria un personaje prácticamente olvidado por la historia, Sebastián Castellio, intelectual del S. XVI en Ginebra, quien luchó honestamente, con la palabra, en contra de Calvino. Stefan Zweig  lo rescata en su libro ”Castellio contra Calvino”. En su obra “De arte dubitandi” (1562), Castellio escribió:

“La posterioridad no podrá creer que, después de que se haya hecho la luz, hayamos tenido que vivir de nuevo en medio de tan densa oscuridad”.




martes, 6 de enero de 2015

¡AL CARAJO!



¡MANDA A TODO EL MUNDO AL CARAJO Y CONSTRÚYETE TU PROPIO PLANETA!

Esto es lo que se necesita para "fabricar" un mundo como la Tierra:
Ingredientes:

- 1 taza de magnesio
- 1 taza de silicio
- 2 tazas de hierro
- 2 tazas de oxígeno
- 1/2 cucharadita de aluminio
- 1/2 cucharadita de niquel
- 1/2 cucharadita de calcio
- 1/4 de cucharadita de azufre
y un chorrito de agua procedente de un cometa o asteroide.

Preparación:
Mezclar bien todos los ingredientes en un bol grande, amasar con las manos hasta obtener una bola redonda y colocarla después con cuidado en la zona de habitabilidad alrededor de una estrella joven. No es necesario mezclar más.

Calentar hasta que la masa se convierta en una bola brillante y ardiente de color blanco. Hornear durante unos cuantos millones de años. Enfriar hasta que el color vaya pasando del blanco al amarillo y después al rojo y se forme una costra de color marrón con tonos dorados. En este punto, la masa ya no debería emitir luz alguna.

Sazonar con un poco de agua y compuestos orgániclos. La masa encogerá un poco a medida que el vapor escape, formando nubes y océanos. Ahora apártese y espere unos cuantos millones de años más para ver qué ocurre. Si tiene suerte, una fina capa de vida aparecerá, como un glaseado, sobre la superficie de su nuevo mundo.