Qué similar parece ser la historia de hoy
con los “Imperios” de ayer: el antiguo Egipto, la fabulosa Mesopotamia, la
mítica Babilonia; el Imperio Asirio, el Persa, el romano, etc., etc.
Y qué similar también resulta la historia
del Poder que ha sustentado esos imperios. Si actualmente leemos o vemos una
noticia de cualquiera de las agencias internacionales, o leemos un diario
principal de cualquier país que esté incidiendo en la política internacional, y
luego tomamos al azar un fragmento de historia antigua, sea de los persas, los
romanos; o quizás fragmentos de la corona española del S. XVI, o del Imperio
Británico, en fin, ¡qué similitud tan extraordinaria entre el ayer y el día de
hoy!
Los argumentos de legitimidad de los
imperios y/o colonialismos de ayer son tan parecidos a los que esgrimen
actualmente las potencias mundiales cuando invaden otro país o intentan su
desestabilización, que ya nadie cree en dichas justificaciones.
Sin embargo, eso ya no preocupa a quienes
detentan el Poder. Saben que cuentan con nuestra mansedumbre: alguna
declaración formal en Naciones Unidas; en el mejor de los casos, otra
declaración también formal de algún gobierno, “y a otra cosa mariposa”.
Es lamentable, pero al parecer se han ido
extinguiendo los tiempos de las protestas callejeras a favor de Vietnam, y más
aún, pasaron los tiempos en que el romántico Centro de Alumnos del Liceo número
5 le enviaba un telegrama al presidente Nixon: “Señor Nixon dos puntos
estudiantes Liceo vigila atentamente sus acciones punto Firmado dos puntos
Centro Alumnos Liceo número 5”…
Ya no hay desfiles de banderas y estandartes
denunciando la invasión en Praga o protestando en contra del “imperialismo
yanqui” por la enésima imposición de un Dictador en América Latina…
Hoy, los que todavía protestan, lo hacen
por lo suyo. Ya no hay luchas solidarias. La mayoría son protestas
reivindicativas o sectoriales, necesarias y justas, sin duda.
De manera que cuando en algún punto de
este globo un grupo humano levanta su voz y sus banderas por aquellos que existen
más allá de su entorno social o laboral; por aquellos que tal vez todavía
manifiestan sus aspiraciones legítimas de independencia; o por aquellos otros
que son avasallados en su propio territorio, construyendo viviendas en casa
ajena; en fin, cuando algún grupo humano protesta y denuncia a los que aún
declaran guerras religiosas como pretexto para detentar el Poder, masacrando y
encarcelando a sus contrarios…
Cuando eso sucede, son como luces de esperanza…,
como luciérnagas que alumbran la noche oscura…
Mientras tanto, en el ámbito nacional de
cada uno, seguiremos escuchando la monserga del gobierno de turno, diciéndonos
que “debemos sacrificarnos para crear el crecimiento y la riqueza que traerá el
bienestar a nuestras familias y a nuestro país”.
Y también en este caso, contarán con
nuestra mansedumbre.