¡Mi viejo amigo…!
Eres una descarada. Eso es lo que eres.
Tengo que ser
sincero: me despido de ti con gusto y placer. Luego de verte y sentirte durante
5 meses (l'hiver 2013-2014, le plus froid en 20 ans), te digo adiós
como en las tristes despedidas de amor.
No creas que no te sorprendí estos últimos días cantando
irónicamente los versos de aquella ranchera “y volver, volver, volver…/ a tus
brazos otra vez…”.
Que nadie se llame a engaño compadeciéndote por mi adiós. Ante quien lea estas letras te arranco tu máscara de blanca paloma, denunciando tu “fatal atraction” y consuetudinaria poligamia con todos nosotros durante 4 y hasta 6 meses, año tras año.
No sabes qué placer sentí cuando llegó la lluvia y apuró tu
retirada. Sé muy bien que aún te refugias en los rincones del jardín y en los
bosques de coníferas, pero qué va, serás martirizada por la lluvia, por el
césped y las flores. Como te lo mereces.
Vete, vete de mi vida. En cinco meses me cansé de tu hipócrita blancura. Has quedado al descubierto. Todo el mundo se ha enterado de cuanta inmundicia has escondido durante todos estos meses. Has proclamado a los cuatro vientos tus gélidas tempestades insinuándonos que con ello limpiabas la atmósfera (¡qué ambigüedad! ¿Qué atmósfera?). Has querido engañarnos con tus copos peliculeros.
Se cansaron los niños, ¿entiendes? Se cansaron los
esquiadores, las máquinas “quitanieve”. Todos nos cansamos de ti. Vete ya.
Ok, ok, está bien. Sí, bueno, bueno. El próximo año, l´an prochaine. D´accord. Te daré un beso el próximo año, pero vete ya.
Deja que irrumpa la primavera…