martes, 16 de mayo de 2023

LA VISITA DE LOS ASTROS


óleo de Honoré Daumier





Una antigua acompañante de los seres humanos ha sido sin duda la astrología.
A pesar del descrédito que le ha inferido el avance de las ciencias, la astrología sigue contando con numerosos adeptos.
Según las estadísticas, por ejemplo, en los Estados Unidos, hay más astrólogos que astrónomos.
Aquí, en el Québec, existe “L’Organisation de Recherches Interactives en Astrologie Naturelle (ORIAN)”, regroupe des astrologues et aspirants astrologues depuis 1978.
En diferentes etapas de nuestra vida, la inquietud o curiosidad por conocer nuestro futuro se hizo parte de nuestra vida social. Entre el grupo de amigos y familiares, nunca faltó el “especialista” que poseía el libro apropiado o simplemente la revista que nos proporcionaba entre risas, a veces seriamente, nuestro futuro destino.
De esa camada juvenil muchos se convirtieron en consultores permanentes, ya no de una revista, sino fueron clientes de un astrólogo o astróloga. Como toda superstición, te somete, te atrapa.
Jugadores de la Bolsa, grandes empresarios, a veces más de algún Presidente, incluso Dictador, han tomado y toman decisiones aconsejados por los astros (los cientos de asteroides descubiertos por la Astronomía que rodean la Tierra, parecen no tener influencia).
Un amigo científico de Carl Sagan, “criticaba la astrología porque sus orígenes estaban envueltos en la superstición. Pero eso, dice Sagan, también ocurre con la religión, la química, la medicina y la astronomía, por mencionar sólo cuatro temas. Lo importante no es el origen vacilante y rudimentario del conocimiento de la astrología sino su validez presente”.
Y aunque parezca increíble luego de 4000 años, pese a que las ciencias consideran la astrología una superstición, para mucha gente continúa teniendo validez.
Claro, ¿quién no se ilusiona con la posibilidad de conocer el mañana?