Es un hecho que actualmente la corrupción
empresarial y política se ha convertido en un fenómeno sub-cultural que recorre
el mundo entero.
¿Es tan o más grave que la peor peste que
haya infectado a nuestro globo azul a través de las edades?
En este punto, me acordé de mi amigo
Voltaire, quien en su Diccionario Filosófico comentando las Bulas Papales,
comenta y cita una bula denominada Bula de la Composición:
« La
bula que permite conservar los bienes ajenos se llama Bula de la Composición, y
hace mucho tiempo que viene produciendo grandes sumas en España, el Milanesado,
Sicilia y Nápoles. Las personas a las que se adjudica el arrendamiento de dicha
bula encargan su predicación a los frailes más elocuentes. Los pecadores, que
robaron al rey, al Estado o a los particulares, buscan a esos predicadores, se
confiesan con ellos y les dicen contritos lo desagradable que sería que les
obligaran a restituir lo robado. Ofrecen a los frailes que les entregarán el
cinco, el seis o el siete por ciento, si les convencen de que pueden conservar
el resto sin escrúpulo de conciencia. Cierran el cambalache y los pecadores
quedan absueltos.
El fraile predicador que compuso Viaje a España e Italia, libro que con
privilegio se publicó en París, se expresa de esta forma, haciendo propaganda
de la bula: «¿No es agradable y gracioso saldar las cuentas pagando tan escasa
cantidad, y quedar libres para robar otra mayor cuando se tenga necesidad de
ella?»