miércoles, 10 de febrero de 2016

EL PODER DE LA FICCIÓN



Si las actuaciones de políticos, nacional e internacionalmente, no tuvieran consecuencias sobre nosotros los ciudadanos, sería un espectáculo realmente entretenido.

La política, posee todos los ingredientes de un film o una divertida teleserie: promesas, intriga, ilusiones, fraudes, humor, drama, desengaños – incluso de vez en cuando algún asesinato -, y siempre la esperanza. La esperanza es la clave. Político que no sea capaz de sembrar la esperanza…

La riqueza acumulada por grupos económicos e individuos, junto a la propiedad de los medios de comunicación, su tecnología y amplitud, han sido un arma de doble filo para los políticos. Todo ese Poder los somete a un sube y baja como saltarines sobre una Cama Elástica. Es el escenario que les permiten, su modo de vida actualmente.

De tal manera que verlos con pretendidas decisiones autónomas resulta cómico, divertido, cuando no patético. Su credibilidad ante los ciudadanos decrece día por día, excepto ante aquellos directamente beneficiados.

Sin embargo, como “la esperanza es lo último que se pierde”, los políticos mantienen aún el atractivo de todo buen espectáculo: tú sabes que lo que estás viendo o lees es ficción, y sin embargo te emocionas. Simplemente  porque las referencias o alusiones a tu realidad están convenientemente medidas.

El “arte de la Política” existe, es cierto. Y hay que reconocer que entre los dueños de La Cama Elástica y Los Saltarines, existen excelentes autores, directores y actores.

Ya sea en Corea del Norte, en Turquía, en España, Chile, EEUU – elige a tu gusto el país que te resulte más exótico- , etc., los dueños de La Cama y sus Saltarines están en permanente espectáculo. En cuanto detectan un espectador, los políticos no cesan de actuar. La ficción la tenemos asegurada.

Si los ciudadanos de a pie, seremos capaces de abandonar la sala de espectáculos nos lo dirá el tiempo… Por el momento la ficción nos tiene subyugados.

Mientras tanto mis colegas actores y yo, viendo la actuación de los políticos, podremos descubrir que es cierto que un buen actor no sólo debe tener desarrollados sus cinco sentidos, sino veintiuno o veintidós, para una actuación convincente…