viernes, 27 de noviembre de 2015

ESTÍMULOS DE BACO


Rubens
Leyendo las informaciones nacionales e internacionales, entre reflexiones y emociones, no sé cual de las dos son más recurrentes o más intensas: risas, sonrisas, indignación, tristezas, etc. Todavía no he llegado al llanto, aunque hay numerosos acontecimientos que lo ameritan.

Todos sabemos o intuimos que nosotros también formamos parte del infinito. Así parecen corroborarlo además los seres humanos que hemos conocido a través del tiempo y continuamos conociendo, en la realidad y en la ficción: infinitos matices de grises entre blanco y negro.

 Sucesos económicos, políticos, militares – estos últimos de permanente actualidad desgraciadamente -, o el acontecer del simple ciudadano que se debate entre aceptar la permeabilidad que le ofrece su medio social, o refugiarse en los jirones de ética que le restan, todo eso me resulta como una galería interminable de Personajes.

Es emocionante informarse de la labor de los científicos – no sólo los laureados -, Personajes que en el anonimato y luchando incansablemente por el financiamiento de sus proyectos, van transformando utopías en realidades (sin duda para mí las ciencias son las verdaderas protagonistas del S. XX y de este comienzo del XXI).

Supongo que es una deformación profesional, porque estoy convencido que todos somos potencialmente Personajes. O quizás dicha convicción sea un mecanismo de autodefensa: me resulta más fácil aceptar y asumir la realidad económica, política, moral y amoral, militar, etc., como una ficción…

Y, bueno, después de todo, tal vez el combate verbal de rechazo que tantos dan en este mundo, quién sabe, también forma parte de la ficción… Alguien ya lo dijo: “El Gran Teatro del Mundo”. ¡Baco, detente, no me induzcas al frenesí de la locura!

Pero es que…, no puedo negarlo. Hoy por ejemplo, los Personajes públicos, me resultan Personajes desnudos, sólo llevan máscaras. No visten traje y abandonaron su pedestal. Quiero decir que observando no tanto lo que hacen o dicen, sino el Modo en que lo hacen y dicen – sus máscaras -, todos ellos resultan Personajes. Algunos, siniestramente divertidos.



Sin embargo, la gran puesta en escena que hemos montado, se repletó tanto de peligrosos protagonistas “exportadores de la Democracia”, que lograron crear su antagonista: “los exportadores de la Justicia Divina”.

Mientras surcan los aires los briosos corceles de los príncipes, sus castillos son asaltados tan bárbaramente como sea posible…

Para la representación de esta gran “mis en scène” los Personajes desnudos – los buenos y los malvados – portan inocentes máscaras. La verdad de cada uno de ellos - extremadamente peligrosa para todos nosotros -, está en el revés de sus máscaras...

¡Ah, no! Baco, es probable que me encierren, pero seguiré gritando desde el foyer de la sala de teatro:

-¡Es un plagio! ¡Devuélvanme el dinero del billete. Estas máscaras las conozco desde el siglo XII!