viernes, 18 de noviembre de 2011

CANTANDO BAJO LA DUCHA

 de Pieter Brueghel

“El mundo está cambiando/ y cambiará más/ el cielo se está nublando/ hasta ponerse a llorar…”

Así decía una canción interpretada por Los Iracundos, en la década del 60. ¿Y quién puede dudarlo?

“Mire usted” - como dice Rajoy, el próximo presidente de España -, cómo han cambiado las cosas. Todos sabemos que en Grecia e Italia ha sucedido algo singular: los políticos han sido desplazados por los tecnócratas. Pero no por cualesquier tipo de tecnócratas, si no por aquellos directamente ligados al mundo financiero. Intelectuales – si no participantes – del “Mercado”, de la globalización, ligados a la banca, a los “Inversores” (¿?).

La última “ilusión” de ser ciudadanos – derecho a elegir electoralmente cada cierto tiempo al político que mejor sepa mentir -, ha terminado en Grecia e Italia. Y nadie puede asegurar que no terminará paso a paso con el resto de los políticos en el mundo. Lo cual no sería una mala noticia.

Paradoja: el Dios Mercado ha venido a salvarnos de la crisis de los mercados (sic). Lo malo es que el Dios Mercado, está constituido por los “inversores”, quienes son directamente los responsables de las crisis, porque de ellas sacan sus pingües ganancias.

Los misteriosos inversores, no son otros que los grandes grupos bancarios, multinacionales, que agrupan 8, 10, o más grandes bancos y fondos de inversiones a través del mundo. Son ellos los que, compitiendo, imponen las reglas del juego actualmente, moviendo de un lugar a otro del globo trillones de dólares al minuto.

Así como la naturaleza concierta las altas y bajas presiones atmosféricas creando climas benéficos o catástrofes, los inversores conciertan los desplazamientos de las masas de aire (capitales) de acuerdo a sus particulares intereses. Les importa un rábano si dicho juego crea días primaverales o ciclones aquí  o allá.

Usted y yo, amigo lector (a), preparémonos para apretarnos más aún el cinturón, aunque no vivamos en ninguno de los países mencionados. Usted y yo seguiremos pagando las habas que se comió el burro aunque saquen a Obama y sin elecciones pongan a Madoff; aunque retiren a Piñera como político, y lo repongan como hábil especulador; aunque retiren a Harper y pongan al grupo Molson, o saquen a Sarkozy y pongan a Bernard Arnault; o cambien a la Merkell por el grupo de la Mercedes Benz, etc, etc. Hagan lo que hagan, nosotros siempre seguiremos pagando.

Y sin embargo,  a diferencia de nosotros, no olvidemos que si la Bolsa sube o baja, si tal o cual país está en crisis o en quiebra, los inversores no pagan, pagamos nosotros. Los inversores ganan.

Es esa situación absurda, desvergonzada, la que reclaman los indignados en todo el mundo. Y el reclamo, ha llegado al corazón mismo de la sinvergüenzura con el movimiento de los Occupy Wall Sreet.

Al menos, nos queda el derecho de indignarnos, que supone muchas acciones presentes y futuras...

“El mundo está cambiando/ y cambiará más…”